Jesús Jiménez Domínguez

Tesoros de Damiel y Cassiel

Hoy, en el paseo Lilienthal, un hombre iba

andando cada vez mas despacio y ha mirado

por encina de su hombro hacia el vacío.

La nieve que cae y adopta la forma de la cosa

lo mismo que el adjetivo rojo cae sobre la cereza.

La mujer que parte por la mitad una manzana

y se encuentra entre dos bosques, dividida.

El sueño que se apaga en la oscuridad de un cenicero,

la estrella que se extingue en el mismo tiempo

en que se dice la palabra polvo o tose un extraño.

En un cuaderno anotaré todas las cosas.

La sombra que huye de la noche

como el viento escapa del viento.

El niño que tiene sólo una moneda

pero cien manos para perderla.

El insecto que excava galerías en el corazón

de los libros, que come la carne de los árboles,

come palabras, las come hasta tenerlas todas.

En un cuaderno anotaré todas las cosas.

Los paraguas que arden y queman la tarde

lo mismo que la palabra hielo incendia una boca.

El solitario que recorta las islas de un mapa y una noche,

de repente, todas encallan en la playa, frente a su casa.

La bala que busca un nombre en el listín telefónico,

la bala que silba e irrumpe en mitad de un pensamiento.

En un cuaderno anotaré todas las cosas.

El hombre que mira el fondo del vaso

y encuentra la superficie del infierno.

El moribundo que se borra sobre el lecho

lo mismo que el lápiz de una resta.

El amante al que sobreviene, como una tormenta,

la sombra remota de un perfume y piensa:

La memoria es un león dormido entre algodones.

En un cuaderno anotaré todas las cosas.

Bajo el cielo seré todas las cosas.

The crack in the cup of tea

Y la grieta en la taza de té abre

un camino al país de los muertos.

W. H. Auden

Hay una grieta abriéndose camino

en mi taza de té.

Lleva días explorándola,

recorriéndola en el asombro,

abrazándola con su rúbrica

en un desesperado intento de hacerla suya.

Estéril como una raíz sin tallo,

¿de dónde vino y a adónde pretende llegar?

¿Qué busca hoy entre mis cosas?

Fuera de la taza era invisible, no era nada;

pero ahora que entro en ella, puedo verla al fin:

eres aquí, grieta, la ausencia de la taza.

Tal vez si la sigo, si voy tras ella,

tenga algo que mostrarme

cuando alcance su destino.

Quizás al final de su rayo minúsculo

me aguarde una gran tormenta

y algo estalle para que algo cambie.

De noche, la grieta y yo permanecemos despiertos.

Echamos un pulso por el dominio del mundo:

yo, firme, mantengo la entereza.

Ella, esquiva, prefiere ir por partes.

Café solo

Dios hizo el mundo y lo hizo con premura,

pero los poetas, sin moverse de sus casas,

inflamados, coronados por lenguas de fuego,

tiritando de soledad y de frío en la madrugada,

lo mantienen en continuo funcionamiento.

El nuevo cargamento de luz aún no ha llegado.

Largamente esperan las hojas negras de las acacias,

los siete grises del arcoíris, las vidrieras de las iglesias,

ligeras y quebradizas como las alas de una libélula.

Pronto la claridad se acumulará, nutritiva y generosa,

por las esquinas y el alfil blanco derrotará al negro.

En el Museo Nacional las sombras aguardan:

de un momento a otro van a repartirse el verde,

el azul de Prusia, el bermellón y el amarillo.

Los poetas, desvelados, administradores

de un vasto imperio invisible, preparan café,

esperan que hiervan también las palabras.

Una hermandad secreta de cucharillas

tintineando nerviosas, girando para mezclar

—mientras los bolígrafos sueñan con su regreso

a Ítaca— las dos sustancias de la vida:

lo dulce y lo amargo, la luz y la oscuridad.

Los poetas remueven y remueven: sus cucharas

y sus bolígrafos no saben hacer otra cosa.

Con brío, con terquedad, casi con fervor.

Como si el redondo fluir de los relojes

en las morgues y en los aeropuertos,

y el ciclo corto de las estaciones

(a veces sólo otoño e invierno,

otoño e invierno repitiéndose),

y el perezoso girar del planeta entero,

con sus goznes, sus tuercas y sus ruletas del destino,

dependieran llana y exclusivamente

de un insomne movimiento de muñeca.

Sine Labe Concepta

Tú también tuviste una tía muy beata

que, acudiendo cada día a misa,

insistía en bañarse sólo el domingo.

Acaso el confesionario de la iglesia,

con su aspecto de cabina higiénica

y sus mallas de rejilla que filtran

y purifican un aire apenas susurrado,

fuese desde siempre el más idóneo

y eficaz de los ingenios de limpieza.

¿Para qué la alcachofa de la ducha de casa

que adelgaza, dispersa y malgasta el agua,

si uno llega al domingo limpio, impoluto

de tanto frecuentar la ducha de la iglesia?

Jabones hay muchos y de todas las esencias,

pero duran unos pocos meses y se gastan.

En cambio, Dios, siendo esencial, uno sólo,

basta de sobra para toda una vida en la tierra

y alcanza todavía para asegurar un cielo azul

sin nubarrones, sólo restos de espuma blanca.

Así pensaría, a buen seguro, la más beata

de tus tías, que es la tía de todo el mundo,

tía de confesión diaria y ducha dominical,

después de postrarse y dar el santo y seña

(avemaría purísima) que ponía en marcha

el prodigioso artilugio de lavado en seco.

El domingo, que barre cualquier rastro

del sábado y limpia de días la semana,

la veías salir de la penumbra y de la misa

deslumbrante, algodonosa, con su ristra

de dientes postizos en la boca y el corazón

bajo el brazo como un pompón de lana roja.

Y se iba despacito hacia la puerta flotando

en sus zapatos hechos con la horma de una nube.

Le bastaba persignarse con agua de iglesia

(un pellizco a repartir por la cara partida en cuatro)

para saber qué temperatura y qué fastidio

le esperaban en el agua redundante de su casa.

Jesús Jiménez Domínguez was born in Zaragoza in 1970. He is the author, among others, of the poetry books Fundido en negro (DVD Ediciones, 2007; Hermanos Argensola Prize), Frecuencias (Visor, 2012; Ciudad de Burgos Prize), and Contra las cosas redondas (La Bella Varsovia, 2016).

His work has been translated into several languages. The bilingual anthology Ensinar o eco a falar (Do Lado Esquerdo, 2017) presents a selection of his poetry in Portuguese. In addition, his poems have been translated into English, Romanian, Greek, Croatian, Bulgarian, Armenian, Chinese, and other languages.

He has been included in various anthologies of Spanish poetry and has worked as a literary critic in publications such as Turia, Clarín, La Estafeta del Viento, Estación Poesía, and Heraldo de Aragón.