Tres Poemas
(del libro inédito Dolly Parton y la traducción imposible)
DOLLY PARTON HABLA DE LA TECNOLOGÍA DE LA TRADUCCIÓN
enamorarme de un extranjero
me permitió volver a la infancia
a una lengua que no domino
y qué aplacarse el no dominar
subordinarse a la topología de los gestos
abandonar el control
el vocablo se aprende en la sobremesa con los tíos
y hay que dejarse hacer por un lenguaje oculto:
estirar el cuello y entrever palabras,
deducir significado, tono, intención,
como si se pudiera absorber un idioma
con la pura inercia del ser bien portada
te podría qué demarca cada sílaba
el campo semántico de la mayoría de los sustantivos
el tono emocional de cada conector
durante meses con mi sonrisa de limón silente
donde sólo sé decir OK, sí, eso, me gusta
está muy bueno, muy dulce, gracias
después volver a casa y pasarme horas en la escaladora
demasiándome con mi conjugar de verbos
y tú
siempre prodigialmente inalcanzable
seguirás durmiendo en la playa
mi voz ajuareará tu pecho
hasta imprimir un fotograma en tu piel
de mi idealizante, mi capataz cómo se dice
no se ha inventado aún la máquina que sepa
ni imitarme a mí
ni a mí imitando
tu sintaxis desconocida
DOLLY PARTON HABLA DE LOS DESASTRES DE LA GUERRA
Quise mostrarte los desastres de la guerra pero no me di cuenta
que en cada desastre guardado en mi cuerpo
cada bandera alzada para sostener una imagen dentro de mi cuerpo
había una niña de labios partidos, piel pálida, y uñas sucias
cuyo objetivo, fijación adictiva, no se le veía venir nunca.
Cubierta como estaba de hojas secas,
le conocíamos sólo su silueta de antaño,
su a punto de irse.
Como directora general de las industrias Parton,
la niña tenía alojado en la garganta un bulbo
luminoso como la piel de un plátano
y me mantenía generosa:
deshacer el nudo requería de mi dar dado.
Así venía yo entonando, ejercitándome soldada, endureciéndome
y el romance del país se iba desgranando hasta Escocia
para elevar plegarias al dipsómano,
casto gris de la desidia y las penurias
casto lleno ya sólo de ojivas
y empolvados anhelos de estrellato.
Mi sonrisa imitación
era un intruso
vendedor de aspiradoras
aspirante a viajar en standby
a Hawái con mi tarjeta de crédito
mientras mi dolor
con sus dos anclas
clavadas en cada ovario
y mis ancas
anchas
para poblar
toda la amplitud del gozo.
Todo esto en fin iba cargando
DOLLY PARTON HABLA DEL TEMOR A LA MUERTE
de entre las 500,000 maneras de distraerte a diario
para que no invada la certeza de que vamos a morir
coges el recibidor de plástico amarillo duro
como una falsa banana antigua
los botones en el auricular se iluminan
no tienes mi número mi nombre es un número presionas mis botones
la combinación sagrada que sólo tú te sabes
no quería hablar de eso porque es sólo nuestro
aunque a veces es sólo tuyo y yo dispuesta
dispongo mi cuerpo lo aliso como un mantel sobre la mesa
planchado y fresco
los dobleces bien marcados
y coloco los cubiertos para que con ellos me masacres, enmieladamente
para que tomes una fibra que se deshace en la boca
otra fibra que espera su turno desde uno de los picos del tenedor
la sal y el aceite precisos
las aceitunas
me preparo como un alimento esencial para ti porque quiero tu dicha
quiero llevarte a ese punto del placer que se desdobla como papel picado
en una secuencia infinita
quiero llevarte a esa soledad tuya donde no cabe nadie más
donde no quepo ni yo pero sigo a un lado
queriendo tu mano hecha copa para recibir los rayos de luz que manan de mi centro
quiero que esa energía te atraviese el antebrazo hasta llegar al hombro
como un nervio cincelado
quiero que el sabor de mi voz en tu boca se haga escalonado
que distingas cada una de sus partes
que se esclarezca la complejidad del aroma, su química incierta, su quimérica incisión
quiero que al escucharme digas
como en cata de vinos:
manzana verde desde el árbol, manzana exprimida, manzana casi hecha cidra
gasolina
tabaco
polvo para bebé

Juana Adcock, born and raised in Monterrey, Mexico, is a poet and translator writing in both English and Spanish. She is the author of Manca (Tierra Adentro, 2014), Vestigial (Stewed Rhubarb, 2022), Split (Blue Diode, 2019), which was a Poetry Book Society Choice, and I Sugar the Bones (Out-Spoken Press, 2024), which was shortlisted for the Forward Prize for Best Collection. She is co-editor of the anthology Temporary Archives: Poetry by women of Latin America (Arc, 2022) and translator of Laura Wittner’s Translation of the Route (Bloodaxe/PTC, 2024) and Hubert Matiuwaa’s The Dogs Dreamt. She regularly performs at literary festivals across Europe, Asia and Latin America, and is based in Glasgow, Scotland.
